lunes, 21 de julio de 2014

Quemando Cromo, de William Gibson (parte II)


Por Maximiliano Ponce

Segundo post dedicado a los cuentos de la colección Burning Chrome (1986).

Estrella Roja, Órbita de invierno: Acá el ingrediente CF pasa por la especulación sobre un futuro alternativo en el que la Unión Soviética gana la carrera espacial y se convierte en la principal potencia, por sobre Estados Unidos. Pero un motín dentro de una ciudad en órbita precipitará la caída del régimen y con él, los sueños de conquista espacial. Comparte crédito con Bruce Sterling, otro autor que ayudó a moldear la corriente cyberpunk. Es el que menos me convenció del conjunto, si bien las vívidas descripciones de la estación y sus condiciones de vida son admirablemente verosímiles.
     

Hotel New Rose: Narrado en segunda persona (o más bien, dirigido a un “tú” ausente) cuenta la historia de una traición. Dos empresas luchan por seducir a los científicos más talentosos pero una femme fatale llevará el plan a la ruina. En el presente del narrador la historia ya ocurrió: como lectores asistimos a una reconstrucción de los hechos, que suena anhelante, casi como un ruego. Existe una versión cinematográfica dirigida por Abel Ferrara.


El Mercado de Invierno: Lise, una artista que vive “dentro” de un exoesqueleto a causa de una enfermedad congénita, graba un disco directamente a partir de sus pensamientos. Pero el cuento es más que eso: lidia con temas tan disímiles como la relación del arte con la tecnología, la discapacidad, el amor, y el valor de los desechos en nuestra sociedad de consumo. Uno de los puntos más altos de la serie.
     

Cómbate Aéreo: Un joven vagabundo recala en un pueblito y se propone ser el mejor en un juego de batallas de aviones 3D. Su ambición de grandeza lo empujará al robo y al uso de drogas que aumenten su desempeño. El desenlace deja en la boca un sabor amargo, que nos hace replantearnos sobre el verdadero valor de la victoria y la derrota.


Quemando Cromo: Como ya dijimos, es el que más ahonda en la faceta cyber de todo el conjunto. Bobby encarna el software; Jack, el hardware. Estos dos “vaqueros” tratarán de “quemar” la cuenta bancaria de Cromo, una poderosa delincuente metida en negocios sexuales y el crimen organizado. El término ciberespacio, acuñado por Gibson y manoseado hasta el hartazgo por la prensa y el cine, aparece acá por primera vez, al igual que las descripciones de la matriz, espacio virtual que mediante figuras geométricas representa la relación entre datos, los virus, los sistemas de seguridad (tambien llamado “hielo”, por sus siglas en inglés ICE, Intrusion Countermeasures Electronics), etcétera. Este cuento introduce muchos personajes e historias que aparecerán en novelas posteriores (en particular las que integran la Trilogía del Ensanche).


Gibson nos sumerge en sus relatos de golpe, sin filtros ni anestesia. No pasamos por las —a menudo tediosas— explicaciones preliminares sobre el contexto y la época en que esas historias ocurrieron sino que somos testigos directos de los hechos. Los narradores parecen dirigirse a un lector que es parte de ese mismo mundo que ellos describen. Tales omisiones y datos implícitos pueden dificultar la comprensión inicial, pero las cosas se van aclarando a medida que avanza la lectura. Otra característica del estilo gibsoniano es el preciosismo en la descripción, recurso menospreciado o poco tenido en cuenta en otras corrientes del género. Acá el autor no ahorra detalles a la hora de informar sobre texturas, materiales, colores, mecanismos, estructuras, funcionamientos, etcétera. A veces la profusión de vocabulario técnico puede abrumar, pero esa misma manía se agradece cuando se traslada a cuestiones abstractas o intangibles como el entorno de una matriz de datos o las alucinaciones que provoca una droga. Por eso, para entrar en el universo cyberpunk creo que lo mejor es perderse y dejarse arrastrar por este artefacto narrativo-sinestésico. El efecto es potente; la resaca, memorable.

2 comentarios:

  1. Ciencia ficción informática punks... no me resulta. Pero lo presentas tan bien que dan ganas de pan! :)

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    1. Sí, puede que a la larga mucho de lo que se encuadra en esta corriente sea pose y maquillaje... pero si te da curiosidad el género te recomiendo definitivamente empezar por esta colección. Gracias por pasarte!

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